miércoles, 29 de octubre de 2008

Colas

Siempre he admirado como las gentes se agolpan en las colas para hacerse con lo mínimo. Horas antes de coger el tren hacia los primeros pasos del Camino, nos topamos en Madrid con aquella monstruosidad de personas ordenadas en la Gran Via por el último lanzamiento de movistar, iphone. Cuando internet no dominaba el mundo era habitual ver la semana previa a un derby en el Santiago Bernabeu o en el Camp Nou, según procediera, un ejército de aficionados durmiendo a los pies de la taquilla. Una vez aguardé unas cuantas horas en la calle Cristal y conseguí un par de entradas para ver aquella patraña llamada Independence Day, era un crío, seguro que lo era. Me propuse no desperdiciar de este modo mi vida salvo para lo imprescindible. La gran pérdida de tiempo que supone lograr una receta médica, un aeropuerto en su mayor significado para volver, la inquebrantable orden de hacerle la compra a mi madre en la frutería Paco. Lo demás puede esperar. Me da igual un lunes para ver lo último de Scorsese, soy capaz de comer media hora más tarde, y por supuesto, no me importa acostarme si la discoteca de turno pide más de lo que puede ofrecerme. Pero en Suecia todo es diferente. Aquí se respeta el orden hasta para caminar por la calle. Todo se construye en base a las colas. Colas para una fiesta, entrar en el autobus, circular con la bicicleta. No existe la tentación española del anticipo, no hay quien se cuele. Hace unas semanas cientos de erasmus se reunieron a eso de la 1 de la tarde de un domingo en la universidad. Las entradas comenzaron a venderse a las 8 del día siguiente. Yo me acosté en mi cama como cualquier noche. Me ha salido algo más caro pero el domingo me voy de crucero. Gracias a Helena, una sueca a la que le debemos mucho, y a Fran, un grande aquí . Igual que el que durmió en el suelo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas son las formas de poder alcanzar una misma cosa, y no todo el mundo las logra de la misma manera o con la misma facilidad, yo me quedo con la del esfuerzo, no es ningun trofeo alcanzar algo sin esfuerzo o por lo menos pasando por encima de alguien, no lo olvides.En España tenemos la costumbre de sentirnos orgullosos cuando logramos algo pasando por encima de otros, eso no es sano creeme.

Julito "El Gatopardo" dijo...

Te creo y por supuesto no lo olvido. Yo no he pasado por encima de nadie. Sobraron unos tickets y me hice con uno. Me siento muy orgulloso de no haber pasado una noche tirado en la facultad. Otras veces lo he hecho, nunca por una cola, y el culo se resiente.

Anónimo dijo...

El sufrimiento para lograr un objetivo es a veces tan necesario en esta vida como los mismos párpados a los ojos, en este momento es cuando abandona la efímera careta de sufrimiento para mostrarse en importancia y deslumbrará a todos los que se burlaron de él cuando iba disfrazado

Anónimo dijo...

QUE PASA, DESDE EL 29 DE OCTUBRE NO HAS ESCRITO NADA, TUS SEGUIDORES ESTAN IMPACIENTES.J.J.