martes, 28 de abril de 2009

HG


Es Martes. Habrá quedado temprano con sus amigos en algún corridor. Seguro que planeaba esta salida desde que se apagaron las luces el pasado Sábado. Antes se miró en el espejo para taparse hasta el último forúnculo y ajustó sus senos disponiendo de una hendidura sorprendente. "Mis tetas van a triunfar esta noche" se dijo en una sonrisa ocultando la lengua. Acudió con dos dedos de una botella que aún guardaba del último viaje. "Qué viaje aquel". Terminó con su alcohol y una vez asumido el devaneo firteó con el más débil del salón, el mismo que abría una botella. Logró beberse el doble de lo que pensó al posar sus intenciones en la criatura. Llegó a HG con un disparate en la cabeza, recogiendo las miradas a sus senos con miradas lascivas, altanera e impasible, con una sonrisa ocultando la lengua. Se dejó invitar a un par de cervezas, bailó hasta perder el control, palpó todos los cuerpos de la pista, se apagaron las luces y salió de la discoteca. Son las dos de la mañana. El HG cierra sus puertas. El silencio buscado únicamente a estas horas. Dejo el libro en el suelo. Mis cosas y yo entre las sábanas. Los gatos maullan en la calle y esos pechitos de gata, miau miau.

viernes, 24 de abril de 2009

Hemköp






Diariamente me detengo en este mercado de la necesidad y del alto coste. Los productos son algo más caros que en España, es también de los lugares menos económicos que existen dentro de la ciudad, pero es el que está a cuatro pasos de mi casa y a unos cuatro kilómetros del siguiente punto de venta. Siempre hago la compra para el mismo día. Tan solo cuento con dos bandejas en mi nevera y no soy capaz de anticipar comidas futuras a pesar de que la repetición tiene una enorme fuerza probabilística. Sobre todo vengo a diario porque adoro pasear por el puesto de verduras donde mi tierra es evocada. Recojo naranjas, tomates, cebollas y soy yo el que las arranco de mi huerta. No existe la distancia ni el proceso, es el hombre y su arado, Murcia. Más tarde están ellas. Las dependientas con sonrisa aprendida, esas máquinas tras las cajas registradoras del intercambio. Intento ser atendido por una muy especial, el precio es el mismo, no la humanidad. Aquí, en mitad de estas arterias construidas por pirámides de comida, esquivando el tráfico de las cestas que van y vienen, interpretando nombres por el tacto de las cosas, perpetrado por olores que me devuelven al comedor familiar, aquí, en esta muestra de alimentos de todos los orígenes es donde como y soy comido.

martes, 21 de abril de 2009

Primavera






Otro milagro de la primavera. Así ha ocurrido. Me marché y a mi vuelta había gente en las aceras, cuartos vacíos, un sol alto y poderoso, brotes de sabia nueva, la vida que se tragó la oscuridad. Nieve, bosques nevados, exceso de equipaje, atardecer continuo, silencio a las tres de la tarde, títeres del frío, todo es lejanía. Suecia no es solo invierno, también es luz sobre el invierno. Aquel paisaje blanquecino ahora recorre el espectro cromático. Los bosques son verdes, es castaño el camino, azul el cielo, los escotes azúcar quemado. El agua es incolora y roja y sepia sobre esos labios. Tan solo una nube gris emborrona este oasis mediterráneo. Unas gotas, un viento helado, un gorro y de nuevo abrigo. Allí es una tormenta de varios días, son estornudos y fiebre. Aquí es solamente esa nube, después es idilio renacentista. Han regresado los primeros momentos en Linköping. Ya sin exploraciones en bicicleta, sin temor con el inglés y sin caras nuevas. Somos los habituales, sobre los mismos lugares, ante las suecas de siempre. Somos un grupo y la primavera una amenaza para nosotros.

viernes, 17 de abril de 2009

Skavsta

Skavsta no es solo un aeropuerto. Skavsta es una puerta abierta y otra cerrada. También es una fecha escondida en la cabeza. Un día y una hora. Final. Mucho antes fue comienzo. Ahora es ensueño. Skavsta son hombres de paso, viajeros que callan refugiados en pasatiempos, estatuas de la abstracción. Un último capítulo, el periódico de la basura, un mensaje de texto, una cerveza, los restos de la nevera, ojos que bostezan. Skavsta es una mujer que no llega, un beso robado, una cama deshecha, alguien que ya no suspira, alguien que tan solo espera. Un avión que aterriza, un vuelo se levanta, Europa en una pantalla, matrices. Son equipajes, regalos, proyectos, desamores. Skavsta son los amigos, la familia, fantasmas. Es la nieve de fuera con sus bosques, son las colas de dentro. Skavsta soy yo que aguardo. Tu y yo, nosotros. 4000 km.

jueves, 16 de abril de 2009

Semana Santa en Lorca






Como reza su cara más propagandística hubo "pasión" y fue "diferente". Somos seres de costumbres, animales desproporcionados. Serenata desde temprano, Viernes de Dolores en los palcos, en la Salve miradas que conversan, Domingo de Ramos egipcio, un breve resurgir Lunes y Martes Santo con idas y venidas a la nave, Miércoles Santo transportando carros en la oscuridad, Jueves Santo espinas en los hombros, Viernes Santo con enorme suerte, Sábado y Domingo resurrección. Todo con la gente de siempre, confundiendo la noche con el siguiente día, enzarzados en disputas de dos colores, música y afonía, silencio, mucho silencio. Un hombre se apostrofa en el Óvalo. Esconde sus brazos recogidos en su espalda, levanta los párpados por encima de sus gafas y piensa: esto y aquello, fue mi juventud, ahora es la tuya. El hombre prosigue y yo me detengo. De nuevo ese hombre. Los ojos se esconden tras la sonrisa. Me marcho. Estoy a pocas horas de Suecia. Mi maleta con mis apuntes. Semana Santa en Lorca. Me marcho, muy "diferente".