miércoles, 27 de febrero de 2008
Campeonato del mundo Valencia 08
martes, 26 de febrero de 2008
Nash, el dilema del prisionero y las primarias americanas
lunes, 25 de febrero de 2008
Un oscar para Javier Bardem
domingo, 24 de febrero de 2008
Francia 13 - Inglaterra 24
viernes, 22 de febrero de 2008
Toro Salvaje
Escuché a Imanol Arias en una entrevista hace casi una década responder sobre lo que sería capaz de hacer por un personaje. No recuerdo sus palabras exactas pero venía a decir que todo excepto lo que había hecho Robert De Niro en Toro Salvaje, que aquello era jugar con la integridad moral y física de una persona, un juego peligroso. Había oído hablar del título a mis mayores pero esa noche comenzó mi obsesión por esta cinta.
Ha transcurrido mi adolescencia entre cada puñetazo de La Motta. Cada pelea tiene una atmósfera diferente diseñada según el momento personal de este toro, "El Toro del Bronx", a través de una cámara con gancho metida en en su propio puño, siempre por una cabeza brillante, la de Scorsese. Es sorprendente que a Martin no le gustase el boxeo y que filmara los mejores minutos sobre un ring que ha dado la historia del cine. Pero no es solo una colección de combates. Nos enfrentamos a la decadencia, al desplome de un tipo que nació con graves problemas mentales, con el boxeo como única via de escape para verse golpeado por su propio guante, el olvido. Y esto se adivina desde la primera secuencia con un monstruo en un camerino.
Algo tiene De Niro con Marlon Brando. Ya tuvo el difícil papel, el más duro de su carrera, en El Padrino II, cuando tuvo que convencernos con los comienzos de un Vito Corleone afamado por una definición intratable de Brando. Y lo hizo, y vimos en el joven De Niro a un joven Brando y convirtió su aportación a la trilogía de Coppola en lo mejor de la colección. En toro Salvaje sigue esta receta. Cuando se mira ante el espejo, con un rostro desfigurado, un cuerpo seboso y comienza un discurso que se desmorona entre nubarrones de tabaco no se si se trata de un podrido ser, Jack La Motta en "Toro Salvaje", o un joven traicionado, Terry Malloy en "La ley del silencio". Mañana con El País por 10 € podeis comprar esta joya. Hasta mañana amigos.
jueves, 21 de febrero de 2008
Libre Configuración
miércoles, 20 de febrero de 2008
There will be blood
Me niego a utilizar el título telenovelesco que le han dado a esta película en España (Pozos de ambición) ahora que los sudamericanos son más diestros en esto de la cursilería (Petróleo sangriento). Cuando uno pasa por el cine y ve el título con la mirada de este tipo ya se imagina a la ranchera sometida y embadurnada en petróleo. Esto me hace reflexionar a cerca del por qué de las traducciones de los nombres. Que yo sepa, escepto a Josep Lluís Carod Rovira, caso de enorme ridículo por parte de aquellos participantes, uno se llama como le pusieron sus padres tanto en su tierra como en la del vecino. Pero este es otro tema y yo tengo que hablar de cine.
Tenía muchas ganas de ver la nueva película de Anderson, de aquel director que me enamoró y me dejó perplejo a partes iguales hace casi diez años con Magnolia. There will be blood tiene pretensiones de un cine maestro aunque la historia nunca termina de arrancarme de la butaca. Primeros planos y panorámicas bien cosidas con una banda sonora hipnótica. Tras sus casi 160 minutos, que parecen la mitad, sales con la sensación de haber visto dos películas. Una de unas 2 horas, con un actor fantástico que se va transformando, hablo de Daniel Day-Lewis, y otra de unos 4o minutos, insufribles, con un capullo que en ocasiones parece Bill el carnicero de Gangs of New York muy sobreactuado. ¿Por qué si se lo permito en Gangs of New York y en esta no? Porque en aquella todo tenía estructura como de leyenda y esta solo pretende impactar en el espectador. Mal resuelta en último término. No estan los tiempos para deshechar las grandes oportunidades. Vayan a verla. Hasta mañana amigos.
Bienvenida
Es mi primer comentario asi que más que vuestra bienvenida es la mía. Como se puede leer arriba solo me empuja un motivo, dejar constancia de mis vivencias en este curso, al que solo le queda un cuatrimestre, y del que viene que, si no pasa nada grave, estaré por tierras suecas porque me voy de Erasmus. Dejo una imagen de lo que va a ser mi vida solo que se trata de mis alamedas insólitamente nevadas. Espero que por lo menos sirva para que de vez en cuando sepais de mí. Sin mayores dilaciones, comenzamos.