jueves, 23 de octubre de 2008

Regreso


Regresé a España. Había imaginado muchas tardes la vuelta y creí agotar todas las posibilidades. Ahora se que mi mundo a 4000 km, ese mundo de Nogalte, Jarique y ensueño, ayer memorizado, ha girado, el tiempo se encargó de todo. Aquí soy un extranjero, en Granada un hombre que huye, en Lorca un joven que vuelve a casa, siempre por vacaciones. ¿Hasta cuando todo esto?. Hace tiempo que dejé de pertenecer a una cama, todas tan ajenas, tan llenas de memoria e insomnio. Pero procuro bajar de esta noria y abrazarme al momento, el pasado me abruma, el futuro me acorrala. Las gentes se interesan por mi aventura, me piden detalles mínimos, mis amigos los conocen, juntos volcamos, mi familia incontestable, ellos son mis amigos, mi hermano soy yo. Sacié ciertas necesidades. Cine en el primer pase de la tarde, conversaciones con amigo arroyados en la barra de algún bar, una mole que se precipita sobre la plaza de toros, sobremesa entre copas, siesta en el disputado sofá del salón, paseos de la tarde. Sostengo a tres niños en mis brazos, los mimo y los beso, me los comería, no puedo remediarlo. Se hizo tarde. Un vuelo lleva mis datos. Un coche se desvanece y yo lo miro pasar. Hasta mañana amigos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

estais muy guapos los tres en la foto

Anónimo dijo...

"Hace tiempo que dejé de pertenecer a una cama, todas tan ajenas, tan llenas de memoria e insomnio" Que razón lleva esta frase, quizás, de hecho harto probable sea la frase que acompañe a todos aquellos que aunque tengan un DNI español, son simplemente, vagabundos del mundo

Anónimo dijo...

la vida, habitantes de paso, ciudades con lluvia o sol, el frío de los chaquetones y los guantes de cuero, el calor de los brazos morenos, el hambre de un plato de pasta mal cocinado, la ansiedad de una gazpacho manchego, el silencio, los gritos, los ancianos sentados en bancos a tan solo unos grados, los llantos insaciables de los bebes...los kilometros, los glaciares y las dunas, la soledad y la insistencia, el silencio, el eterno silencio... no somos más que una raya efímera que de cuando en cuando modifica su rumbo en un aereopuerto ante miles de idiomas ajenos a aquel huerto de naranjas y nietos...