miércoles, 13 de agosto de 2008

Mi bicicleta


Acostumbraba a moverme a patita, nunca me han importado las distancias largas. Únicamente cogía el autobús para lo imprescindible, ir a la estación para volver a Lorca o para subir a Cartuja algún día. Pero en Linköping es diferente. Tras unos primeros días pateando bosques, calles y centros comerciales no ha cabido otra que comprar una bici. Recuerdo aquellas mañanas heladas de enero caminando conmigo mismo dirección a ciencias. Sobre el asfalto una estampida de coches, en la parada del bus demasiada gente con rostros dormidos y ante mí una chica pegando pedaleadas. Siempre era la misma, con su misma sonrisa de historias inconfesables y su mismo aspecto escandinavo. Rompía la monotonía de las primeras horas y me alegraba el día. Luego desaparecía entre las calles y yo volvía a la acera. Ahora yo soy esa joven, en un país que no conozco y con un idioma que apenas hablo, con una sonrisa de historias inconfesables y con una bici inseparable. Presiento que somos uno. Voy donde me lleva y me espera allí donde estoy, amarrada en una farola o junto a un árbol, su paciencia es infinita. Subimos cuestas, atravesamos adoquines, cruzamos puentes. Siempre nos acompaña el comentarista del Tour y sueño con que soy Alberto Contador y que me exprimo al máximo como ya lo hiciese Perico subiendo el L'Alpe d'Huez. La aparco y compruebo dos veces que he puesto bien el candado, si me la roban estoy perdido. Entro en mi cuarto y enciendo el ordenador y descubro que el nombre del ciclista del momento es Samuel Sánchez. Pero para mí siempre será Contador, no hay otro. Hasta mañana amigos.

1 comentario:

Long Drong dijo...

campeón de la vuelta, primer español campeón de tour, giro y vuelta

exprímete FRAN!!