domingo, 10 de agosto de 2008

Primera semana en Suecia


El despertador sonó a eso de las 8 de la mañana. No importa, llevaba desde las 6 con el ojo entornado porque aquí a las 4 ya clarea y no existen persianas. Abrí la nevera y me preparé un desayuno ligero, leche con galletas, lo de siempre. El resto del día no estaba escrito. Un largo paseo a pie hasta la universidad, una clase de 6 horas de sueco, conocer a gente con gran dominio de inglés, comida basura, siesta con suerte, y de compras toda la tarde. Esto con un profundo silencio, queriendo decirlo todo pero sin saber cómo, recogiendo alguna palabra suelta entre la jauría de sonidos que no cesaban en mis tímpanos. La noche fue otra cosa. A pesar de estar extenuado hice el esfuerzo de integrarme con mis nuevos compañeros. Me di una buena ducha, me arreglé y fuimos al pueblo. A lo habitual, beber cerveza porque algo más fuerte es un lujo, a encerrarnos en banda española hasta pillar el puntillo para hablarle a las suecas y a entrar en esta dinámica, tan extraña y tan difícil. Regresé demasiado tarde. Amanecía de nuevo. En mi móvil español algún mensaje. No pude resistir y contesté. Tan solo una semana en Suecia y ya empiezo a darme cuenta de lo mucho que dejo atrás y de lo mucho que tengo delante. Me pregunto en qué punto estoy. Si es el principio de una historia o el final de otras muchas, o si sencillamente sigo a la deriva. Es domingo, "monotonía de lluvia tras los cristales". Hasta mañana amigos.

3 comentarios:

Pereta dijo...

Venga tio q acabamos de subir al barco eso serán los primeros mareos, yo me siento igual... El martes la liaremos!!!! tu q tienes el basto cabron!!!!

Julito "El Gatopardo" dijo...

El problema es hacerse con el timón. ¿Cuestión de tiempo quiza?
El Martes vamos a hacerla parda. Pero yo no juego más a ese juego que todos vais a por mí.

Anónimo dijo...

vaya vaya, por la foto creo que os estais integrando muy bien.
Menudo añito os vais a pasar, jejeje.
un besito
anto