lunes, 30 de marzo de 2009

Con mis padres







Cuando llegaron a Suecia solo quedaba la resaca del largo invierno. Escasos grados sobre cero, lagos desquebrajados con sensible movimiento, bosques abatidos por las llamas de los hielos y un aire confuso combativo entre dos estados, dejar la vida o retomarla. Los había llevado muchas veces en la cabeza durante mis pasos por Linköping, en el cementerio siempre tienen un lugar y en Gamla aguardan en cada esquina. Pero verlos por estas tierras, con nuestra risa sobre cualquier cosa y nuestras costumbres desplazadas, es perecedero, ahora, uno de los grandes momentos del año. Volvió Estocolmo. Estocolmo es ya una costumbre, esta vez mezclada en las conversaciones de siempre. Con dos cervezas mi lengua era ya un batiburrillo de ideas. Ellos necesitan algo más que yo. En el museo de arte moderno dos vacas, un imbécil sacudiendo sus babas, un montón de mierda aderezada con salsa ketchup, aunque también estaban Dalí y Picaso, sobre todo esa mujer y mi memoria con ella muy alejada de mis padres. Algo le faltó a este viaje, faltó mi hermano para que el descaro hubiese llegado a su punto más inteligente. Regresé a España con ellos tras una parada en Londres. Hoy es el cuarto día que convivo con un trancazo que me retiene en el sofá con una lista extensa de películas y medio millar de páginas de Delibes.

1 comentario:

AML dijo...

Saludos a todos y a todassss.

Espero que paseis bien vuestra semana grande.

Recuerdos.