Y se encontraron de nuevo y de nuevo fueron los mismos. Poblaron los bosques con sus historias de siempre, atravesaron el pueblo y bajaron al rio. Cenaron, bebieron y discutiron. Todo era muy extraño, las gentes, las casas, los perros. Esa noche los perros asaltaron las calles, esos perros callejeros, esas calles congeladas. Todo había cambiado menos ellos. Perdieron el autobús por culpa de una borrachera pero llegaron a la ciudad, a una estación entre tinieblas a las 5 de la tarde, a un hotel siniestro oculto entre árboles y hedores. Llegaron sin saberlo a ser los de antes. A besarse, a estorbarse, a quererse, a matarse. Ellos volvieron y con ellos un pasado despierto entre mentiras. Apenas saben que sucedió realmente, qué fue inventado. Es lo mismo, todo eso lo vivieron. Durmieron demasiado. También soñaron dormidos. Vivieron con Dalí placeres sibaríticos y el señor D'ors les habló del comunismo. Y se separaron de nuevo y de nuevo fueron los mismo. Poblaron los bosques con sus historias de siempre, atravesaron el pueblo y bajaron al rio. Cenaron, bebieron y no volvieron a discutir. Todo era muy extraño, las gentes, las casas, los perros. Esa noche los perros se quedaron en sus casas, esos perros hogareños, esas calles desiertas. Ya nada había cambiado y ellos los de antes.
jueves, 4 de diciembre de 2008
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4 comentarios:
querido julito, este relato de hoy no parece tuyo, mas bien me suena a propio del que tienes a tu lado en la foto.
De todas formas, da gusto veros a los dos hermanos tan bien en esas fotos.
Ya nos vemos pronto, un besito.
No sea usted cenizo. ¿En verdad me cree capaz de escribir algo así?
sois muy grandes...
un abrazo.
que hace alli el pepino?????????
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