martes, 9 de diciembre de 2008

Café por siesta

Mis amigos se cansaron de mi por muchas cosas. Entre otras dejaron de llamarme para tomar café. Cada tarde después de engordar mi estómago con los platos de mi madre sentía una llamada biológica hacia el sofá. Quedaba anulado como un muerto, agazapado como un cachorro sudando historias imposibles. La siesta siempre ha sido una forma de acallar el sueño de las horas perdidas en la noche, siempre gravada en mi configuración genética, no muy diferente al instinto sexual, siempre ha existido. La posibilidad de volverme de vacío ha conseguido lo que nadie. He abandonado mi cama que es mi vida para hacerme a las costumbres suecas definitivamente. Estudio en la facultad, como en la faculta, no duermo mi siesta en mi cama en la facultad y vuelvo a estudiar en la facultad. Sigo sintiendo sobre mi cabeza el azote digestivo, esa danza de púgil vencido hacia la lona aun existe. Ahora tomo café con los compañeros de aquí. Críticas a todos los gobiernos, el ejército, el cine, el destape, nuestro destape, las suecas, las que no son suecas, España, Cataluña, los exámenes, el gimnasio, mi última borrachera, su próxima borrachera, una sueca que pasa, nosotros la miramos, eso que miramos no puede ser cierto pero soy feliz con ellos y ellos rien. Llegamos a la biblioteca. Todo el mundo estudia. La siesta no me la quita ni la sueca de antes. Hundo el cráneo sobre los apuntes y sueño con una joven.

3 comentarios:

Jose A Baeza dijo...

¡¡Que grande eres Julio!!

La verdad es que creo que hasta la gente se queda extrañada de todo aquello en lo que diferimos, casi radicalmente, y el trato que nos "gastamos". Es cierto, muy a pesar de que escuches a Carles, me caes bien.

Me costaría describir, en realidad tan solo imaginar, a un ser que fuese tan ideológicamente opuesto a mí. Sin embargo tenemos nuestros nichos, el cine puesto que yo no entiendo, la música en la que no compartimos demasiado espectro y... en fin, esas pequeñas cosas.

Hoy y para no perder nuestro estilo seguimos difiriendo yo, amigo, nunca dormí la siesta no entraba en mis rituales, me atontaba durante toda la tarde... eso y mi pasión por el café, por el bueno y por el sueco también. Pero lo imperdonable de hoy va más allá...¡¡Que digas que esa rubia no mereció tu siesta!! ¡¡Qué van a pensar tus lectores!!! Pues bien, arreglaré el entuerto...el único sueño que se bajaría victorioso de una balanza si esa princesa se colocase al otro lado sería el sueño eterno, y porque es muy largo! QUÉ BARBARIDAD!

Sin más jefe, sigue dándole al blog que aunque casi nunca intervengo activamente siempre lo hago de forma pasiva. Y que sepas que te equivocas en casi todo pero con mucha elegancia ;-)

Julito "El Gatopardo" dijo...

Tu si que eres un tio elegante. Lo dicho, la siesta es mi droga, nadie me la puede quitar de la cabeza, ni la rubia, ni cien que vinieran. Prefiero soñar con ella que mirarla. Dormido hago mas guarrerias que despierto.

wozznik dijo...

Vaya dos.... jajajaja