sábado, 13 de septiembre de 2008

Aitor


Formamos parte de la primera hornada, fuimos los que decidimos acabar con el verano de forma más tajante, no conocimos agosto porque se lo llevaron los diablos, luego... luego vinieron otros. Fue instantáneo cómo nos aferramos, parecíamos amigos de toda la vida y apenas recordábamos algunos nombres, demasiados para una misma tarde. Pasada una semana inseparables. Supongo que en principio todo obedecía a la supervivencia, la soledad aprieta a más de 4500 kilómetros, después humanizamos la relación. Vivimos sobre una arquitectura cimentada sobre todos nosotros, si desaparece el menor elemento nos derrumbamos. Esta semana escuché algo terrible. Aitor abandona esto, ha desaparecido. Se me queda el paladar quebrado. Me enseñaron el pastel, incluso me dieron a probar, pero se lo zampó otro. Tengo la sensación de haberme quedado a medias, de haber perdido algo, ahora para siempre. Compartimos grandes momentos evocando musas, con un reloj en la mano para hacerlo perfecto, calculadores del mínimo detalle, podridos de melancolía pero bien rodeados. Se acabó compañero. En la memoria queda lo que pudimos haber compartido. Seguro que haces lo correcto y que todo funcionará en tu vida. Aquí seguirás teniendo un hueco impresionante, el mismo que dejas. Hasta mañana amigos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aitor Aitor Aitor Aitor.....
Siempre te recordaremos y como dice Júlio cuando quieras tienes un lugar donde dormir que por lo menos nos tenemos que cobrar nuestra ultima fiesta en tierras suecas....
Recuerda ese viaje por el este que nos tenemos que pegar...
Suerte con todo que sé que la vas a tener!!

Salut!!!