martes, 5 de mayo de 2009

Motala






Motala fue la escusa para terminar con el puente de Mayo. No encontramos mejor destino o, tal vez, el cansancio acumulado nos hizo dejar de deambular en busca de lugares con mayor impacto. Tuvimos que llegar aquí para aseverar que el pueblo medio sueco consta de una gran iglesia como foco principal. En esta nave puntiaguda se purifican las almas de los ciudadanos. Cierran los ojos y se examinan, un ser supremo se precipita sobre sus cabezas, cantan los ángeles del demonio. El resto son paseos en flor, calles diminutas, urbanizaciones silenciosas, un cementerio y el presagio del pecado como una nube que lo empapa todo. Pero Motala tiene algo que lo aparta de la normalidad. Es el lago Vättern. Ya estuve caminando por él en mi visita a Jönkoping. Esta vez se trató de su extremo Norte. Un sendero nos detuvo en una playa en calma. Atrás quedaba un extenso entramado verde y al frente, más allá de donde el cielo se junta con el agua, aun más agua. Unas velas trataban de erigirse con una leve brisa, un perro tropezaba en la arena, madre e hija avanzaban por el asfalto y nosotros en mitad de aquella confusión. Más cerca de comprenderlos, más cerca de estar lejos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los lugares que estás visitando y nosotros contigo, son preciosos, pero a la vez vemos el alma de ellos por tus descripciones. Muchos besos desde Lorca, cuidate.Tu tia J.J.